¿QUÉ ES LA PROCESIONARIA Y CÓMO PUEDE AFECTAR A TU PERRO O TU GATO?
La oruga procesionaria del pino, peluda y de unos 4 cm de longitud, parece un animal aparentemente inofensivo. Pero nada más lejos de la realidad, puede causar hasta la muerte de tu propio perro. Por ello, hoy te explicamos qué es exactamente la oruga procesionaria, cuándo aparece y qué consideraciones debemos tener ante su presencia. Te contamos los Peligros de la Procesionaria para tu Perro y tu Gato.
LA PROCESIONARIA, UNA ORUGA PELUDA Y MUY TÓXICA
La procesionaria del pino o Thaumetopoea pityocampa es una oruga que abunda en bosques de pinos de Europa del Sur, Asia Menor y Norte de África. Además se considera como el insecto defoliador (que provoca la caída artificial de las hojas de los vegetales) más importante de los pinares de España. Por ello, hemos de llevar especial importancia en estas zonas.
Cómo ya hemos señalado antes, es una oruga de unos 4 cm de longitud cuya principal característica, y peligro, es que está totalmente cubierta por alrededor de 500.000 pelos (o, más científicamente, tricomas). Estos provocan graves urticarias para quien entra en contacto con ellos. Estos pelos se desprenden por la procesionaria en el momento en el que se sienten bajo amenaza y pueden provocar reacciones severas en la piel, en los ojos o en los bronquios. Incluso pueden provocar anafilaxia o necrosis en la lengua o la garganta del perro si llegan a comérsela y tragarse el veneno.
DÓNDE Y CUÁNDO APARECE LA PROCESIONARIA
El nombre procesionaria hace referencia a que estas orugas suelen verse moviéndose en fila india en grupo cuando llega su época de descenso del pino. Esta coincide con febrero y marzo, cuando el frio va cesando y nos acercamos a la primavera. Estas orugas han permanecido previamente en el pino durante los meses de frio en bolsas protectoras, conocidas como bolsones, alimentándose de sus hojas y deteriorando seriamente el árbol hasta madurar y descender. Es aquí donde comienza el riesgo no solo para los humanos, sino también para perros y gatos.
Una vez maduran las orugas, tienen que buscar un suelo suficientemente blando para poder enterrarse y así convertirse en crisálidas. Por último, se convertirán en mariposas, y así comienzan de nuevo el ciclo. Para ello, descienden del árbol y en grupo van moviéndose por el suelo hasta encontrar su lugar adecuado. En este período es dónde aparece el problema real para nuestros perros y gatos, que pueden toparse con estos insectos y olisquearlos, e incluso comérselos.
PELIGROS DE LA PROCESIONARIA PARA TU PERRO Y TU GATO
Nuestras mascotas, en su afán por indagar y curiosear, pueden ser fácilmente víctimas de la oruga procesionaria, sea tocándolas con las patas, oliéndolas o llevándoselas a la boca.
Una vez nuestro perro o gato ha entrado en contacto con ella, puede sufrir graves alergias que le provoquen hinchazones en la cara o en el estómago e incluso necrosis en la legua, por lo cual es posible que se le tenga que amputar alguna parte. Si la infección llega a partes más profundas como la laringe, cabe la posibilidad de asfixias e incluso la muerte.
QUÉ MEDIDAS TOMAMOS ANTE LA ORUGA PROCESIONARIA
La mejor medida que podemos tomar ante ellas es, sin duda, la preventiva. Evitar estas zonas o simplemente estar muy atentos por si vemos un grupo de orugas en la lejanía y evitar acercarnos con nuestra mascota es lo mejor que podemos hacer.
En el momento en que observemos que nuestra mascota ha estado en contacto con una oruga procesionaria, hemos de lavarle la boca cuidadosamente si es posible y acudir inmediatamente al veterinario para que se trate la situación con corticoides de acción rápida.
Además, aunque los servicios municipales de mantenimiento suelen estar al corriente para evitar plagas de procesionaria, si nos percatamos de la presencia de ellas en algún parque o jardín urbano conviene avisar a las autoridades, sea la policía o el departamento de medio ambiente del ayuntamiento. Y, por supuesto, alertar a otros paseantes cercanos para que no se acerquen a la zona y su mascota no corra peligro.
Recuerda que si te surge alguna duda que quieras preguntarnos, puedes ponerte en contacto con nosotros a través de la página de contacto.
Muy buen artículo! Hay que llevar cuidado con la procesionaria por el bien de nuestras mascotas
Desde luego, es un peligro que a veces para desapercibido… Un saludo
Esta publicación me hace recordar a una mascota que tuve cuando
era joven. Era una perrita llamada Chica de raza ratonero bodeguero
andaluz que adoptaron mis tias en Guadalajara.
Un animalito muy travieso.
Hola Demetria, gracias por compartir tu comentario. Esperamos que “Chica” no sufriese mucho a causa de la procesionaria… Pobrecilla…